/ jueves 21 de noviembre de 2024

Días de soltar / En qué vamos y adónde vamos

En estos días se está negociando el Presupuesto. Si me preguntas a mí, es el momento más importante en la vida cíclica de la política. Para eso ganaron elecciones, para eso querían llegar a la oficina de Diputades, Senadores, Presidentes o Gobernadores. La primera y más relevante decisión: en qué gastamos el dinero. De aquí se van a desenrollar los planes y proyectos de administraciones que usan slogans como “el segundo piso de la transformación” o “el siguiente nivel del proyecto” por poner dos ejemplos. La capacidad de cada tomador de decisiones, primero, para tomar la mejor decisión posible y, segundo, lograr llevarla a cabo separar a los buenos políticos de los malos.

A nivel nacional se está negociando en estos momentos, por ejemplo, el presupuesto con el que contará el INE para la realización de las elecciones del Poder Judicial. Originalmente el INE pidió alrededor de 13 mil millones de pesos, y Morena les está queriendo dar cerca de 9 mil millones. Tiene este órgano autónomo la misión de organizar las elecciones más ambiciosas en la historia del país, la de cientos de juzgadores que conformaran una nueva era de la impartición de justicia en el país. Se dice fácil, pero las implicaciones económicas de esa organización son enormes… de alrededor de 13 mil millones de pesos. Pichicatearles esa lana como si estuviéramos hablando del presupuesto para la cena navideña; me hace pensar que en realidad no es prioridad del gobierno de Sheinbaum fortalecer la impartición de justicia, sino más bien controlar esos espacios. Pues en la medida que menos dinero se le invierte a esa organización democrática, más fácil es para ellos que tienen el poder institucional acomodar sus fichas a modo. Las elecciones cuestan, y se les dijo desde antes de la reforma. ¿Acaso tenían otras prioridades en mente que no eran la mejora institucional? Es evidente que sí. En fin, disfruten lo votado, dirían unos.

Sheinbaum anduvo también en estos días en el G20 promoviendo la disminución del gasto militar en favor de una reforestación masiva. 24 mil millones de dólares (no pesos) invertidos en apoyar a 6 millones de sembradores. Mientras tanto, en su presupuesto para el país está proponiendo recortar cerca del 40% del presupuesto para el Medio Ambiente. ¿Entonces cuál es la prioridad, Sheinbi? ¿Acaso tendrá que ver con que el proyecto de Sembrando Vida que ejecuta Morena desde el sexenio de López Obrador? Uno de esos programas que destina dinero con fines más bien electorales que ambientales. Por supuesto que no, no vaya usté a creer. A Clau solo le gusta eso de ser farol de la calle, oscuridad de su casa. En fin, por el bien de México, dirían algunos.

¿Qué hay de fondo en las decisiones importantes que se están tomando en el país? De verdad se está pensando en un mejor México o más bien en controlar mejor a México? La semana pasada comentábamos que el reto de esta generación era sobrevivir al populismo del siglo XXI. Me atrevo a agregar complejidad, diciendo que el reto también es lograr ver a través de ese populismo y crear un nuevo sistema político que no dependa del discurso, sino de organizarse para atender la realidad del país.

Y este reto va mas allá de los partidos políticos, te lo digo yo que pertenezco a uno de ellos. En mi experiencia, ningún partido se salva. Todos son cortados con la misma tela, aunque teñidos de otro color. Lo mismo pasa con el discurso populista de Morena, que con el discurso populista del nuevo PAN, que con el discurso progre populista de MC. O que tal ahora, Xóchitl y los del famoso Frente, que en el discurso dicen que quieren un nuevo partido, y lo quieren organizar igual que Morena, pero con sus propios santos redentores. Algo así como el Catolicismo, y sus hijos los cristianos, pentecosteses, salvadores de la iglesia del no sé qué y demás copias diluidas.

Pero la culpa no es de los partidos, que están tratando de sobrevivir en un sistema dado. La culpa es de los que no planteemos las piezas para el cambio de sistema a futuro. Si la organización política no esta funcionando, cambiarle el color no es la solución y ese será el aprendizaje de la primera mitad del siglo XXI, pero el reto será cambiar el sistema para la segunda mitad. Preferentemente a uno en donde los proyectos, los tomadores de decisiones y la ejecución de ello no dependa de discurso masivo para controlar, sino de un sistema político para mejorar. Ahí está la enormidad del proyecto.