Hoy amanecimos con la noticia esperada de que ya se aprobó la Reforma al Poder Judicial en 18 de los 17 Congresos Locales que se necesitaban para que AMLO, entre ellos Morelos. Su intención es que este 15 de septiembre se pueda hacer oficial. Me imagino que en su cabeza es el final feliz de su cuento de hadas. Muchos mexicanos así lo verán, pero muchos otros lo recordaremos como una fecha infame. Los hechos son que Andrés Manuel firma su nombre en los libros de historia y el país será diferente por ello. Hoy quiero decirte que pase lo que pase con el país, vamos a estar bien. Saldremos adelante, aunque no sea fácil.
No vamos a ser otro Venezuela. Eso te lo firmo yo. Esa idea es una hipérbole que se usa como recurso discursivo cuando no se tienen argumentos suficientes para explicar el fenómeno que significan MORENA y su 4T. Estamos más cerca de ser el México de hace 50 años que el Venezuela de hoy. Lo que AMLO ha diseñado como sistema político para el país es lo que teníamos en México en los 70s. Un Presidencialismo que se envidia en las monarquías modernas, donde el presidente controla, además del poder ejecutivo, al legislativo, al judicial, al militar y, en este caso, hasta al narco. Un país en donde los medios de comunicación y los empresarios están sometidos a su voluntad. Con Sheinbaum como Presidenta (a la que estos actos también someten), la mayoría en el Congreso de la Unión, el desmantelamiento de los órganos autónomos, la buena relación con los militares y el evidente sometimiento de medios y empresarios (en Morelos lo vemos claramente esto último) lo está logrando.
La primera pieza de su rompecabezas, y probablemente la más importante, fue la que más le costó: la aprobación popular. AMLO se curtió durante décadas caminando el territorio y escuchando a una parte de la población que generalmente es ignorada, a ellos les hablo directo y les dio un mensaje irresistible: “Primero los pobres”. No es difícil darse cuenta de que en realidad no van primero los pobres, sino sus intereses, empezando por venganza política, los de sus familiares y sus amigos. Sin embargo, para quien no tiene tiempo o recursos, para quien ha vivido sometido a un sistema económico que no le beneficia, viendo como la desigualdad crece y crece en su contra, ese discurso es el canto de la sirena más hermosa. Durante años, AMLO también fue víctima de ese sistema político y económico, y en ese tiempo encontró esa alianza con el pueblo, que los líderes de partidos políticos no supieron ver, cegados por el poder. Pensaron su situación era eterna, y ellos mismos construyeron la figura de AMLO. No hay 4T sin desafuero, sin elección del 2006 o Pacto por México. Ese es el origen de lo que hoy vivimos: una clase en el poder que fue muy permisiva con la corrupción y la desigualda, sin permitirse escuchar al otro lado de la balanza política. El resultado lo vamos a vivir las generaciones hijas de los Priistas y Panistas de principio de siglo, y me temo que nuestros hijos vivirán las consecuencias de la generación de los morenistas, porque el país no está perfilado a crecer.
La razón por la que esto es un retroceso hacia el México de los 70s, más que un paso hacia Venezuela, es porque la gran consecuencia de la 4T va a ser la pérdida de oportunidades para el país. Dejamos de ser la opción más atractiva y segura para inversionistas en el mundo. Y si bien Estados Unidos tendrá que negociar con nosotros, que hoy somos sus principales socios, no lo va a hacer en buenos términos. Dejamos de ser un país en el que el comercio, la educación, la salud y la seguridad se traten con seriedad, transparencia y ganas de resolver sus problemas, para regresar al México de los amigazos, los negocios bajo la mesa y la imposición. Dejamos de ser un país en donde de sus ciudadanos se espera razonamiento, democracia y honor. Nos conformamos con dejarle a la autoridad resuelva todo, y nosotros solo quejarnos. Ese es el panorama que gente como AMLO quiere, porque ahí es donde ellos llenan los huecos de poder que los ciudadanos dejamos.
Pero no es el final de México. Hay y siempre habrá esperanza. El Sol sale todos los días y es una oportunidad para salir a trabajar. Y ahora el trabajo es el doble de difícil. Pero no imposible. Si a AMLO le costó tres décadas dominar al país, a los mexicanos nos va a costar cinco recuperarlo. Pero ese será nuestro legado a las futuras generaciones. otra vez hay que levantarnos todos los días a trabajar pensando en dejarle un mejor futuro a nuestros hijos, pero esta vez tenemos que hacerlo evitando los errores que ya cometimos.
El más importante es no hacerlo solos, tenemos que voltear a ver a nuestro alrededor y conocer a esa otra mitad de mexicanos que si está feliz con MORENA. Polarizarnos solo beneficia a Andrés, nosotros tenemos que pensar en el México en donde quepamos todos los mexicanos. A los que si tenemos que ignorar, son a los políticos de partidos políticos, esos que nos mintieron diciendo que eran opción, solo para quedarse con las Pluris, o pasarse a MORENA por un mejor hueso o para esconder investigaciones turbias. Nos tenemos que tomar con seriedad nuestra responsabilidad y salir a hacer política, pero no solo cada tres años cuando ALITO y Markito ya pusieron a sus candidatos, lo tenemos que hacer desde hoy, para influir en sus decisiones y no dejarles el poder a ellos solitos. Si se niegan, esos son los partidos que tienen que desaparecer. En todos los partidos hay gente buena y hay gente mala, solo tenemos que hacer el esfuerzo por ver quiénes son las personas en las que podemos confiar, y a esos candidatos hay que exigirles, y apoyarlos, acompañarlos. Porque ya no solo vas a votar por Presidentas y Gobernadores, Diputadas y Senadores, ahora también por Juezas h Magistrados. La tarea es enorme, y requiere seamos responsables. Hay que hacer la tarea, pero se puede.
Celebra este 16 de Septiembre a México. Sal a la calle. Ve a trabajar, ve a la escuela. Hazlo con una sonrisa y fe en el México que podemos ser, platícalo con todos y ponte en su lugar, porque otros también tienen derecho a pensar el México que quieren. Depende de nosotros, no de Andrés.