El feminismo zapatista es uno de los feminismos que probablemente, en el aquí y en el ahora, ha tenido mayores procesos de diálogo y de refundación de los puntos de partida. Es quizá uno de los feminismos más cercanos a la vocación de la palabra y de la poesía. No podemos hablar del feminismo zapatista sin mencionar a la Comandanta Ramona, quien fue una pieza fundamental para este pluriuniverso de liberación de las mujeres indígenas-zapatistas y su poderoso mensaje: “No te rindas, no te vendas, no claudiques”, mientras que el acuerdo es “seguir vivas y seguir luchando”. Pero tampoco podemos abordar dicho feminismo sin la voz del trabajo sembrando durante décadas de Sylvia Marcos.*
Muchas mujeres le han dado cuerpa y voz a diversos feminismos, Cuernavaca es también heredera de aquello que sembró Audre Lorde, cuando vivió en la ciudad de la eterna primavera, la propia Leonora Carrignton que impulsó el movimiento ecofeminista llamado “Encolerizamiento”, Leonora, que pensaba fundar una casa oficio para mujeres artistas feministas de morelos, o mi querida Itziar lozano, quien promovió la creación de la Red Nacional Milenio Feminista y con su trabajo generó un avance en México en materia de derechos de las mujeres acompañada de Bettsie Hollans, fundadora de la primera biblioteca feminista en america latina, que ahora ya con otra vocación de servicio conocemos como CIDHAL, A.C. a ella la conocí por mi abuela Lydia quien fue trabajadora doméstica de Bettsie y de muchas otras como Sylvia Marcos, a quien le dedico este escrito, pues Sylvia se ha convertido en un referente mundial en materia de Feminismos, espistemología mesoamericana y espiritualidad.
Así cuando pienso en Sylvia, la pienso como una mujer que conocí de niña fue quizá la primer mujer en mi contexto que se había dedicado a estudiar y decidido no maternar y, lo crea usted o no, ese pequeñito descubrimiento en mi infancia, definió mi adultez, trazando un destino distinto, desde los libros y las voces de muchas otras mujeres que me compartieron su mapita feminista para encontrar el verdadero tesoro, nuestra autonomía y libertad.
En este espacio y a manera de reconocimiento a sus aportaciones académicas, quiero compartir parte de su trabajo publicado en Feministario un libro de 31 ensayos sobre 31 distintos feminismos de Alma Karla Sandoval y la que esto escribe.
De Sylvia Marcos y el feminismo zapatista, para ella el papel de las mujeres indígenas zapatistas debe ser respetado como una forma de pensamiento y organización colectiva para conquistar derechos que han sido negados históricamente a dicha población. Nos dice que siendo mujeres indígenas se tiene un anclaje diferente en relación con las propuestas feministas urbanas, que en primer lugar proviene de su situación contemporánea como pueblos subalternos en la sociedad dominante. En su libro Actualidad y cotidianidad: La Ley Revolucionaria de Mujeres del EZLN, Sylvia Marcos nos lleva de la mano por el pluriuniverso de las mujeres zapatistas frente a los diversos feminismos. Borda finamente y paso a paso, las experiencias que han atravesado las mujeres zapatistas y cómo, desde sus saberes orgánicos y su herencia ancestral, redefinen un feminismo que las contemple como mujeres, como indígenas, como zapatistas y como revolucionarias. En esa obra, Marcos nos muestra cómo han incursionado las zapatistas en los diversos feminismos:
Siguiendo también algunos de los legados del feminismo de la diferencia al cual también trastoca con la expresión de ciertas “aspiraciones igualitaristas” (Doris Lamus, 2013). Amplía todos los referentes, los ensancha, los transgrede y los junta “ilógicamente” con sus prácticas de inserción en la colectividad autonómica que rebasa, las estrechas categorías de género, binarias y mutuamente excluyentes, de lo femenino y lo masculino.
Sylvia Marcos nos dice que las luchas de las mujeres zapatistas y las demandas por sus derechos no caben bien en una sola teoría o práctica feminista, las trasciende y abarca a todas. Sylvia también hace una cartografía en el tiempo del papel de las mujeres indígenas, en la vida colonial en la que han querido someterlas de maneras diversas y brutales. Revisa el abuso y la violación sistemática de las mujeres como un resultado también del desprecio a lo indio y los explica de la siguiente manera: La esclavitud a la que estaban forzadas contribuyó a la transformación de la mujer, patriarcalmente considerada como un “valor” que hay que conservar o reponer adecuadamente, en objeto de desprecio destinado a desecharse y que se puede intercambiar por trago, una vaca o dinero. Sobre las aportaciones productivas y reproductivas de las mujeres a la unidad doméstica y los abusos de diversos tipos de patriarcado se ha teorizado
profusamente, en especial dentro de los feminismos marxistas (Silvia Federici). La paradoja principal es que “no se puede vender lo que no vale” nos dice Sylvia.
Larga vida a la aportación de Sylvia en la vida intelectual del país y del feminismo, larga vida a su palabra y a sus hallazgos como revelaciones de un futuro más amable uno, donde quepamos vivas, feroces, creadoras y creativas, larga vida a su sonrisa en la enseñanza, larga vida a ese abrazo en dimensiones distintas dónde Jean Robert con sus pasos de gigante nos ha enseñado a caminar la ciudad, larga vida Sylvia a tu doble legado, a tu latido en las letras de otras, larga vida a tu feminismo zapatista y decolonial.
*Sylvia Marcos académica feminista, Mexicana. Doctora en Psicología y Sociología de las Religiones de la Universidad de Harvard.