/ jueves 12 de marzo de 2020

Dengue, influenza y coronavirus...

Algo tendríamos que estar haciendo los morelenses frente al grado de pandemia que dio la Organización Mundial de la Salud al comportamiento del coronavirus, un mal que ha cobrado muchas vidas alrededor del mundo y que ha reportado su primer caso en Puebla, entidad vecina y con la que la región oriente del estado tiene una estrecha relación de intercambios de todo tipo. Se trata de un padecimiento que no debiera presentar mayores contratiempos, de acuerdo con el perfil que del mismo tenía la comunidad médica, pero su nivel de riesgo ha crecido enormemente debido a la inacción de los gobiernos para evitar su propagación y mantener a la población a salvo.

El problema en Morelos podría agudizarse en tanto los problemas del sector salud para el control epidemiológico han sido evidentes desde el inicio de la actual administración. El manejo inadecuado (parte por irresponsabilidad social) de las medidas de prevención del dengue provocaron que el año pasado el número de contagios de la enfermedad llegara a los mil 420 con 26 defunciones; contra los 98 registrados en el 2018 en que no hubo defunciones por ese mal. A ello habría que sumar la escasa participación de la población en las campañas de vacunación contra la influenza, que evidencian una estrategia poco eficiente del gobierno en la difusión de la importancia de la vacuna, y una indolencia enorme por parte de los morelenses que no han respondido a los llamados (parcos e ineficientes) de la autoridad para inocularse.

Estos dos botones de muestra parecen suficientes para, desde una perspectiva pesimista, pensar que el sector salud en Morelos no ofrece garantías para un manejo eficiente de la inminente llegada del coronavirus. Con una visión más fundada en la fe, podríamos esperar que las autoridades de salud hayan aprendido que las epidemias no se combaten con boletines de prensa sino con acciones claras y oportunas.

Documentaría esa esperanza el que ya “en el Hospital General de Cuernavaca se han designado espacios específicos en urgencias, hospitalización y terapia intensiva… en el resto de las unidades hospitalarias; también se cuenta con el equipo e insumos necesarios y se ha capacitado al personal en cuanto a la definición operacional para identificar a tiempo algún paciente”, como dijo el secretario de Salud en su comparecencia. Pero documenta más el pesimismo saber que parece haber el conocimiento rudimentario de cómo hacer frente al problema, pero se carece del equipo e infraestructura necesaria para atenderlo, según asegura el diputado que preside la comisión de Salud del Congreso local. De hecho, la falta de atención de la autoridad sanitaria respecto del problema es notoria incluso en la escasez de una campaña clara y profusa de difusión sobre el padecimiento que diga lo necesario de fortalecer las medidas básicas de higiene, sobre todo el lavado de manos, la limpieza de superficies y que explique el estornudo de etiqueta y limpieza de superficies. El silencio no ayuda a mantener la calma ni acallar los rumores, ni hace parecer que el gobierno tenga las cosas bajo control; y eso es urgente.


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Correo: dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx