“El planeta bate todos los récords de temperatura casi cada mes. Este agosto ha sido el más cálido desde que hay registros globales, que arrancan en 1880, según advirtió en el 2015 la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos”.
Según algunas agencias oficiales internacionales, el 2014 ha sido el año con la temperatura media más alta. En un trabajo periodístico en el 2015, el diario El País señalaba: “es incuestionable que la Tierra se está calentando”. “La atmósfera y el océano se han calentado, los volúmenes de nieve y hielo han disminuido, el nivel del mar se ha elevado”, esto según un diagnóstico del Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de la ONU.
Pero poco se ha hecho, la radiografía, el diagnóstico del estado de salud de la Tierra sigue siendo patético, las promesas de los gobiernos siguen siendo eso, sólo promesas, sus acciones han sido insuficientes; se sigue sin alcanzar los objetivos de los Acuerdos de París.
Por eso resulta altamente gratificante cuando por todo el mundo alrededor de cuatro millones de personas, en su mayoría niños y jóvenes, se manifestaron el viernes pasado contra el cambio climático, “una movilización histórica para exigir acciones a los gobiernos contra el calentamiento global”.
“Esta vez, en lugar de que los adultos llevaran a sus hijos a sus actividades políticas, los niños llevaron a los adultos en lo que es una rebelión juvenil para rescatar el futuro”, narró el corresponsal en Nueva York del diario La Jornada, David Brooks, quien destacó el discurso de la joven de 16 años, Greta Thunberg, la estudiante sueca quien se ha convertido en la “cara y voz” de quienes hoy están exigiendo un mundo mejor, más limpio.
Thunberg, desde hace un año, protestaba bajo el lema “Viernes por el Futuro” con el propósito de concientizar a los adultos sobre la emergencia climática. El día de hoy, la joven sueca participará en la Cumbre de la Organización de Naciones Unidas sobre Acción Climática.
En diferentes puntos de México miles de jóvenes se unieron a la movilización global. En la capital del país ciudadanos e integrantes de agrupaciones defensoras de la naturaleza marcharon y exigieron se declare a México en emergencia climática. Niños y jóvenes gritaron: “Ni un grado más, ni una especie menos”.
El IPCC ha alertado de los fenómenos extremos que el mundo está sufriendo derivado el cambio climático, y ha advertido que la temperatura a final de siglo podría llegar entre 3.7 y 4.8 grados, esto si no se toman medidas de control, porque de lo contrario las consecuencias serán desastrosas. Para ello, algunos científicos han fijado en 2 grados el aumento máximo que el planeta se puede permitir en 2100, por lo que es urgente “recortar las emisiones de gases de efecto invernadero entre un 40% y un 70% en 2050 y llegar a un nivel cero a final de este siglo”.
A pesar de los diagnósticos de científicos de todo el mundo, incluidos los de su país, el Presidente estadunidense, Donald Trump ha afirmado una y otra vez: "No me lo creo". Poco o nada le importa al mandatario; lo que le interesa es proteger los intereses de los grandes consorcios americanos, como proteger a la industria del carbón.
La protesta juvenil, a parte de un acicate para los gobernantes de todo el planeta, es alentadora porque significa que este sector mayoritario está tomando conciencia de lo que representa cuidar, proteger la casa en donde viven, donde, quienes de una u otra manera tenemos responsabilidades, y debemos atender a este clamor.
Desde luego para el gobierno debe de ser una prioridad tener en cuenta los retos que enfrenta México en materia de cambio climático y cuidado del medio ambiente; en el caso del Senado de la República se debe tener en cuenta las propuestas derivadas del “Primer Foro de Análisis de la Política Ambiental Mexicana” que se llevó a cabo al principio de esta legislatura que entre otros temas consideraron prioritario atender como es el manejo sustentable de la biodiversidad, el Acuerdo de París, la transición energética y los decretos para la reserva de agua.
Y sí, como afirmó en aquel momento el Coordinador Parlamentario de Morena, Ricardo Monreal, si no atendemos los efectos derivados del calentamiento global y no cuidamos nuestros bosques, selvas y agua, “todos vamos a pagar las consecuencias”. Por ello es prioritario que contemos con una agenda legislativa estratégica sobre estos temas, dándoles la misma relevancia que otros.
Por otra parte, es alentador el mensaje del titular de la Semarnat, Víctor M. Toledo, en respuesta al llamado de los jóvenes para detener los desequilibrios climáticos en todo el planeta.
“Sus voces unidas se convierten en un grito de alerta, tras 25 años de fracasos en que ni los gobiernos, ni las empresas, ni los organismos internacionales han logado desactivar la crisis climática.
“Escuchar estos gritos juveniles significa reconocer con honestidad y modestia, las limitadas y erráticas visiones predominantes de quienes dirigen los destinos del mundo, pero sobre todo la miseria de los intereses que imponen poderes dominantes sin importar los peligros que asechan a la humanidad”, subrayó.
El llamado de Toledo a las y los ciudadanos mexicanos “a detenerse a reflexionar sobre el significado profundo de esta insurgencia de los jóvenes y a pasar a la acción en la medida de sus posibilidades, circunstancias y contextos”, es otro grito que debemos atender, a no desoír, y no dejarles la responsabilidad a las generaciones emergentes porque en esta casa, llamada planeta Tierra, vivimos indivisos y su cuidado es responsabilidad de todos y todas.