/ lunes 14 de octubre de 2024

Arte y cultura / Lo efímero de la vida y lo eterno del arte

Ya estamos cerca del festejo del Día de Muertos. Estos dos días se llenan los panteones, por lo tanto, podemos aprovechar para aprender sobre el arte funerario.

Así se denomina a la obra de arte que forma parte o está ubicada en los panteones. Es toda una experiencia; es como entrar a un gran museo en donde se encuentran bellos monumentos arquitectónicos que dan fe de la importancia que tiene la transición entre la vida y la muerte. Esculturas realizadas por artistas muy afamados de la época como Octavio Ponzanelli, Cesar Volpi, Enrique Alciati, entre muchos otros, son un testimonio de lo relevante que era este acto.

Durante la época del Porfiriato se cuenta el mayor esplendor en México, toda familia adinerada mandaba a construir un monumento para sus familiares difuntos, adornados muchos de ellos con bellas esculturas algunas de ellas importadas de fábricas europeas y otras más se elaboraban con mármoles nacionales.

Los demás contrataban en los talleres a los artesanos que realizaban excelentes trabajos.

El arte funerario es una habilidad artística complicada que requiere conocimiento, precisión y mucha sensibilidad por parte de los artesanos.

Desde los egipcios el construir mausoleos o tumbas es como tener una vida mejor después de la muerte, la honra a los fallecidos y el intento por perpetuar la existencia con los seres queridos.

También existen los epitafios que son verdaderas composiciones poéticas, y estos se refieren a la inscripción que se pone sobre la tumba. Palabras que aluden al fallecido

Aunque pueden parecer una simple frase, un epitafio lleva consigo una gran carga emocional que trasciende el papel y la piedra.

Epitafio a Jean B. Moliere

“Aquí yace Moliere el rey de los actores, en este momento hace de muerto y de verdad que lo hace muy bien”

Epitafio de Frida Kahlo.

“Espero alegre la salida y espero no volver jamás”.

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