/ lunes 5 de agosto de 2024

Nacionalismo Revolucionario es…

Fíjense queridos lectores, que haciendo un brevísimo repaso en la historia de México del siglo XIX hasta nuestros días, reparo en que a partir de que nuestro país se independizó y dejó de ser Nueva España, grandes mexicanos conformaron una nueva patria con enormes esfuerzos para lograrlo. Ya desligados de España, fue menester crear con las inteligencias más brillantes de la época que lo mismo eran ministros, cancilleres, diputados o gobernadores, habiendo sido con anterioridad, escritores de novelas, cuentro, poesía, teatro, derecho, finanzas, geografía y periodismo.

Y tanta sapiencia o sabiduría para lograr conformar nuestra nación, fue porque no eran políticos meramente ni buscaban posiciones de poder para enriquecerse o destacar, sino que eran hombres de letras que aportaban sus conocimientos para servir a la Patria de la mejor manera y así construir un México nuevo, un México mejor.

Entre algunos de ellos, destaco al clérigo José María Luis Mora, autor de México y sus Revoluciones, oriundo de Chamacuero, hoy Comonfort; Ignacio Manuel Altamirano, autor de El Zarco; Guillermo Prieto, escritor y periodista que exploró diversos géneros literarios como la novela, cuento, crónica y ensayo. Ignacio Ramírez El Nigromante; Vicente Riva Palacio, militar, jurista y escritor; o el veracruzano Miguel Lerdo de Tejada, que al morir de 49 años de edad, ya había aportado sus conocimientos de Finanzas a dos sucesivos presidentes de México, periodista y escritor de varios libros que aportaron en ese momento a la Nación como Apuntes Históricos de la H. Ciudad de Veracruz, de Comercio exterior de México desde la Conquista hasta hoy (|853), Cuadro Sinóptico de la República Mexicana y Memoria de Hacienda, así como autor de la llamada Ley Lerdo la primera de las leyes de Reforma, pero sobre todo, escribo que orgullosamente mi tatarabuelo por mi rama materna.

Y es que en esos años, hacer política era además de una tarea de construcción nacional, era a la vez arriesgado y así podría seguir citando nombres de grandes mexicanos a los que yo llamaría Hijos de México. En el siglo XX, hubo también gente de letras metidos en política, eran personajes valiosos que acudían al llamado de políticos luego de la Revolución Mexicana como José Vasconcelos, abogado, escritor, filósofo y político que desempeñó un papel relevante en las postrimerías de la revolución y en la post revolución. Sus mayores aportes se dieron en la educación y en las artes, esfuerzo que hizo el oaxaqueño con el fin de robustecer la cultura en general e integrar a los menos desfavorecidos del campo en el concierto nacional al crear las normales rurales, luego abandonadas a su suerte por insensivas políticas sucesivas.

Seguimos con grandes personajes, obviamente el general Lázaro Cárdenas del Río, don Jaime Torres Bodet, Jesús Reyes Heroles, Arturo Warman, estos últimos escritores, antropólogos, académicos cuyo paso por la política, incluso fue en detrimento o perjuicio de su obra. Si bien debido a que la identidad nacional es un concepto que la sociedad mexicana no lo ha dilucidado del todo, por lo mismo tampoco lo ha podido enmarcar completamente en un modelo concreto. Es por eso que el término para muchos mexicanos, sobre todo los que no cuentan con una cultura sólida, el término es aún difuso aunque se pudiera creer que es del domino público.

¡Cómo recuerdo!, en mis inicios como periodista, dirigía yo la jefatura de información de los 4 noticieros por radio que había en Moreros y me encantaba hacer yo misma parte de los reportajes o entrevistas que luego pasaríamos por las estaciones radiofónicas, sobre todo uno de ellos que refleja esto que estoy escribiendo. Me puse a caminar una mañana por el zócalo de Cuernavaca, con grabadora en mano, haciendo la misma pregunta, una sola, a todo tipo de personas, que reflejaran todos los estratos sociales: °Disculpe, ¿sabe ud. que significa el Nacionalismo Revolucionario?”.

Y todos, de inmediato me respondían: “Sí claro este, (titubeaban), nacionalismo revolucionario es…, ejem, ejem”, y volvían a repetir las dos palabras y así…, para acabar pronto, en términos generales, nadie me supo contestar. Eran tiempos del PRI, los demás partidos, perdón, pero ni pintaban siquiera. Así es que para el lector, que tampoco hoy sepa qué significa, cierro estas líneas, con diversos significados: El nacionalismo revolucionario es un término amplio que se aplica a diferentes tipos de movimientos políticos nacionalistas que deseen lograr sus objetivos. Pero yo la definición que prefiero y más amo, es la siguiente: Es la lealtad a nuestras tradiciones y costumbres, el apego al suelo donde nacimos, el sentido de nuestra historia y para acabar pronto, es la suma de acontecimientos históricos y objetivos de movimientos fundacionales de la nación mexicana, sin olvidar a los grandes mexicanos que nos antecedieron a partir de la consolidación de la Independencia de México. Y hasta la próxima.

Fíjense queridos lectores, que haciendo un brevísimo repaso en la historia de México del siglo XIX hasta nuestros días, reparo en que a partir de que nuestro país se independizó y dejó de ser Nueva España, grandes mexicanos conformaron una nueva patria con enormes esfuerzos para lograrlo. Ya desligados de España, fue menester crear con las inteligencias más brillantes de la época que lo mismo eran ministros, cancilleres, diputados o gobernadores, habiendo sido con anterioridad, escritores de novelas, cuentro, poesía, teatro, derecho, finanzas, geografía y periodismo.

Y tanta sapiencia o sabiduría para lograr conformar nuestra nación, fue porque no eran políticos meramente ni buscaban posiciones de poder para enriquecerse o destacar, sino que eran hombres de letras que aportaban sus conocimientos para servir a la Patria de la mejor manera y así construir un México nuevo, un México mejor.

Entre algunos de ellos, destaco al clérigo José María Luis Mora, autor de México y sus Revoluciones, oriundo de Chamacuero, hoy Comonfort; Ignacio Manuel Altamirano, autor de El Zarco; Guillermo Prieto, escritor y periodista que exploró diversos géneros literarios como la novela, cuento, crónica y ensayo. Ignacio Ramírez El Nigromante; Vicente Riva Palacio, militar, jurista y escritor; o el veracruzano Miguel Lerdo de Tejada, que al morir de 49 años de edad, ya había aportado sus conocimientos de Finanzas a dos sucesivos presidentes de México, periodista y escritor de varios libros que aportaron en ese momento a la Nación como Apuntes Históricos de la H. Ciudad de Veracruz, de Comercio exterior de México desde la Conquista hasta hoy (|853), Cuadro Sinóptico de la República Mexicana y Memoria de Hacienda, así como autor de la llamada Ley Lerdo la primera de las leyes de Reforma, pero sobre todo, escribo que orgullosamente mi tatarabuelo por mi rama materna.

Y es que en esos años, hacer política era además de una tarea de construcción nacional, era a la vez arriesgado y así podría seguir citando nombres de grandes mexicanos a los que yo llamaría Hijos de México. En el siglo XX, hubo también gente de letras metidos en política, eran personajes valiosos que acudían al llamado de políticos luego de la Revolución Mexicana como José Vasconcelos, abogado, escritor, filósofo y político que desempeñó un papel relevante en las postrimerías de la revolución y en la post revolución. Sus mayores aportes se dieron en la educación y en las artes, esfuerzo que hizo el oaxaqueño con el fin de robustecer la cultura en general e integrar a los menos desfavorecidos del campo en el concierto nacional al crear las normales rurales, luego abandonadas a su suerte por insensivas políticas sucesivas.

Seguimos con grandes personajes, obviamente el general Lázaro Cárdenas del Río, don Jaime Torres Bodet, Jesús Reyes Heroles, Arturo Warman, estos últimos escritores, antropólogos, académicos cuyo paso por la política, incluso fue en detrimento o perjuicio de su obra. Si bien debido a que la identidad nacional es un concepto que la sociedad mexicana no lo ha dilucidado del todo, por lo mismo tampoco lo ha podido enmarcar completamente en un modelo concreto. Es por eso que el término para muchos mexicanos, sobre todo los que no cuentan con una cultura sólida, el término es aún difuso aunque se pudiera creer que es del domino público.

¡Cómo recuerdo!, en mis inicios como periodista, dirigía yo la jefatura de información de los 4 noticieros por radio que había en Moreros y me encantaba hacer yo misma parte de los reportajes o entrevistas que luego pasaríamos por las estaciones radiofónicas, sobre todo uno de ellos que refleja esto que estoy escribiendo. Me puse a caminar una mañana por el zócalo de Cuernavaca, con grabadora en mano, haciendo la misma pregunta, una sola, a todo tipo de personas, que reflejaran todos los estratos sociales: °Disculpe, ¿sabe ud. que significa el Nacionalismo Revolucionario?”.

Y todos, de inmediato me respondían: “Sí claro este, (titubeaban), nacionalismo revolucionario es…, ejem, ejem”, y volvían a repetir las dos palabras y así…, para acabar pronto, en términos generales, nadie me supo contestar. Eran tiempos del PRI, los demás partidos, perdón, pero ni pintaban siquiera. Así es que para el lector, que tampoco hoy sepa qué significa, cierro estas líneas, con diversos significados: El nacionalismo revolucionario es un término amplio que se aplica a diferentes tipos de movimientos políticos nacionalistas que deseen lograr sus objetivos. Pero yo la definición que prefiero y más amo, es la siguiente: Es la lealtad a nuestras tradiciones y costumbres, el apego al suelo donde nacimos, el sentido de nuestra historia y para acabar pronto, es la suma de acontecimientos históricos y objetivos de movimientos fundacionales de la nación mexicana, sin olvidar a los grandes mexicanos que nos antecedieron a partir de la consolidación de la Independencia de México. Y hasta la próxima.